EL FUTURO ESTA EN EL MONTE

Es una iniciativa coordinada por la Fundación Gran ChacoACDI y Fundación AVINA e integrada por una diversidad de organizaciones de base, instituciones y gobiernos locales que impulsa en la región del Gran Chaco modelos de negocios que promuevan un desarrollo sustentable, competitivo e inclusivo, a través de la puesta en valor del capital natural y cultural, combinando la innovación con los saberes locales.

Duración: 2010 – 2021 

Estado: En ejecución

Rol de ACDI: Coordinación Estratégica de la Red

Financiamiento: integra diferentes Proyectos financiados por diversas fuentes públicas y privadas. 

Inversión Movilizada: USD 12.041.865 (Actualización Diciembre 2016)

Total Beneficiarios: 4.601 emprendedores y emprendedoras (actualización Diciembre 2016) 

Comunidades:  comunicades criollas y origninarias  del Gran Chaco Argentino.  

Socios y Colaboradores: Fundación Gran Chaco, Fundación AVINA y una red de organizaciones de base, ONGs, Institutos, Municipios y Políticas Públicas.

País: Argentina

Localización: Provincia del Chaco, Formosa, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Jujuy (actualización Diciembre 2016)

Es una iniciativa coordinada por la Fundación Gran ChacoACDI y Fundación AVINA e integrada por una diversidad de organizaciones de base, instituciones y gobiernos locales que que impulsa en la región del Gran Chaco modelos de negocios que promuevan un desarrollo sustentable, competitivo e inclusivo, a través de la puesta en valor del capital natural y cultural, combinando la innovación con los saberes locales.

El desarrollo sostenible del Gran Chaco es una urgencia actual para promover la inclusión, igualdad y calidad de vida de sus habitantes, pero también una inversión que potenciará la competitividad de toda la Región al poner en movimiento sus riquezas naturales, sociales, culturales y espirituales.

CREANDO VALOR COMPARTIDO

Crear Valor Compartido es crear valor económico creando valor social, reconcibiendo productos y mercados, redefiniendo la productividad de las cadenas de valor y promoviendo integraciones locales empresariales.

Valor compartido, implica que – teniendo como centro la persona y la sabiduría local – se favorezca la creación de valor económico de una manera que también cree valor para la sociedad al abordar sus necesidades y desafíos.

El Futuro está en el Monte se enfoca en las conexiones entre el progreso económico y el de la sociedad en un marco de sostenibilidad ambiental poniendo en dinámica el crecimiento sostenible del Gran Chaco.

DERRIBANDO MUROS. CREANDO PUENTES

Superando las habituales dicotomías “Publico Vs Privado”, “Profit Vs Non Profit”,  “Producir Vs Conservar”,  “Ser Humano Vs Naturaleza”,  “Crear riqueza Vs Distribuir”,  “Local Vs Global”, “Tradicional Vs Tecnología”, “Hombre Vs Mujer”, se propone una nueva racionalidad que parte de la aceptación de las polaridades en un enfoque en el cual las dicotomías son superadas por nuevas formas que permiten generar nuevos escenarios para la acción en el territorio.

Bajo el régimen de la modernidad se empezó a interpretar el mundo a partir de ciertas dicotomías antagónicas que exigían un posicionamiento a un lado u otro de la frontera. El Futuro está en el Monte trabaja la construcción de un nuevo paradigma donde el valor creado supere las dicotomías: produciendo mientras se restauran las condiciones agroecológicas, distribuyendo al mismo tiempo que se produce la riqueza, creando amistades operativas entre los actores público, las empresa y las ONG

TRABAJANDO EN RED

El aumento de la competitividad de la producción de las comunidades locales se define a partir de una estrategia  de negocios en red que permita el desarrollo económico social y ambiental. Se trabaja entonces en detectar oportunidades, en promover el conocimiento y la difusión de la información y expandir los negocios. Fortaleciendo las organizaciones locales y potenciando redes colaborativas con la finalidad de crear las condiciones para que lo local lidere su propio desarrollo basado en el capital social.

Un elemento constitutivo de El Futuro está en el Monte es la alianza entre socios que comparten la visión y que empiezan a participar de la red, por la cual circulan conocimientos, saberes, oportunidades. Por eso hoy se expande en 6 provincias (Chaco, Salta, Formosa, Tucumán, Jujuy y Santiago del Estero), involucra a 4.601 emprendedores y emprendedoras nucleados en 66 organizaciones de base y desarrolla acciones sostenidas por una amplia red de organizaciones de la sociedad civil (OSC), instituciones públicas de investigación, desarrollo e innovación productiva (I+D&IP), empresas y políticas públicas que acompañan los procesos de desarrollo de las comunidades, apoyando sus iniciativas productivas, comerciales y culturales e impulsando diversas actividades tendientes a favorecer la restauración de los ambientes naturales degradados.

     

GENERANDO ECOSISTEMAS DE NEGOCIO

El Futuro está en el Monte concentra sus esfuerzos en tres ejes productivos: i) el Ecosistema de Negocios Foresto/Ganadero, ii) el Ecosistema de Negocios Foresto/Maderero y No Maderero, iii) el Ecosistema de Negocios de la Industria Cultural.

Para cada Ecosistema de Negocio se hay identificado los puntos de apalancamiento para su desarrollo y se han puesto en práctica verificando su impacto positivo tanto en los productivo, lo social y lo ambiental.

Diferentes fuentes de recursos públicos provinciales y nacionales, así como esfuerzos de organizaciones intermedias (ONG), organizaciones de base (Asociaciones campesinas, comunidades indígenas), Instituciones (Universiades, Institutos de I+D) están cooperando en la puesta en dinámica de estos tres Ecosistema de Negocio que en la actualidad involucran a 500 familias criollas con eje en la producción ganadera y aprovechamiento maderero del bosque nativo, 1400 mujeres indígenas involucradas en el desarrollo de las artesanías y producción textil, 600 indígenas forestadoras/es, 20 PyMEs de la industria de la madera.


 

  

El desarrollo de este Ecosistema de Negocio está centrado en las comunidades criollas, de tradición ganadera, siendo esta actividad su principal ingreso productivo. Esta producción hoy se desarrolla de forma extensiva y transhumante al no contar con infraestructura (alambrados, corrales), ni acceso al agua, situación de baja productividad y factor de degradación del ambiente.

La estrategia para su desarrollo se basa en la instalación de Módulos Intensivos de Producción (MIP) de aproximadamente un 10% de la superficie de los predios, sobre los cuales – seleccionados su ubicación en función de un Plan de Ordenamiento Predial – se los cerca, se instala una solución de agua, se implantan algarrobos (fuente de alimento para el ganado y restaurador del potencial productivo del suelo) y pasturas. En paralelo las capacitaciones y la asistencia técnica cooperan en el desarrollo de nuevas capacidades para la implementación de MBGI (Manejo de Bosque Nativo con Ganadería Integrada).

A nivel comunitario las inversiones están dirigidas a la instalación de infraestructura para el acopio del ganado para su comercialización asociativa, equipamiento y dispositivos para la gestión de la trazabilidad del ganado, fortalecimiento organización, desarrollo de Planes de Negocio y fondos rotatorios para la prefinanciación de las ventas.

  

    

El desarrollo de este Ecosistema de Negocio está centrado – desde la producción – en las comunidades criollasindígenas, que hacen aprovechamiento del bosque nativo, y sobre las pequeñas y medianas empresas de la industria maderera.

La materia prima maderera generada en los bosques nativos es poco competitiva debido a su calidad y su dificultad de extracción. La reforestación con especies nativas en la actualidad es muy escasa y no se realiza manejo silvícola en los bosques nativos (podas, raleos, etc.) para conducir las especies valiosas a fin de obtener árboles de buena calidad maderera. Tampoco se hace un uso integral de la producción del bosque nativo (Ej. frutos de algarrobo, tintes naturales, etc.)

La baja utilización de madera seca por parte de los fabricantes de muebles provoca que la industria foresto-industrial esté fuertemente concentrada en el algarrobo. La pequeña escala de las carpinterías, baja tecnificación de sus maquinarias, la débil cultura asociativa en el sector y la baja calificación de los operarios son otros factores explicativos de su baja competitividad.

Por otro lado, en la actualidad, los muebles producidos en la zona no tienen una identidad local por lo que no contar con una diferenciación atractiva se posiciona en un segmento de commodity donde prevalece el volumen a bajo precio sobre la valorización.

Se favorecen entonces inversione ens: i) Capacitación en manejo y aprovechamiento sostenible del bosque nativo; ii) instalación de viveros para la reforestación con especies nativas; iii) Promoción de la especialización de servicios (aserradero); iv) Modernización tecnológica de las pequeñas y medianas carpinterías; v) producción de harina de algarroba; vi) nuevos diseños y planes de negocios; vii) Organización comercial y Fondos Rotatorios.

  

El desarrollo de este Ecosistema de Negocio está centrado en las comunidades indígenas, en particular sobre las mujeres de estos pueblos.

Se prevén las siguientes inversiones: i) Fortalecimiento Organizacional; ii) Espacios Físicos para el desarrollo de las actividades de las artesanas (“talleres”) y centros de Acopio de las producciones; iii) Fondos Rotatorios para la prefinanciación comercial; vi) desarrollo de la imagen, branding e instrumentos de promoción; vii) desarrollo de puntos de venta; viii) desarrollos de circuitos turísticos.

El foco de acción está particularmente orientada a fortalecer la capacidad de gestión de las artesanas indígenas, generando sistemas organizacionales propios, a partir no tanto de modelos pre constituidos, sino, más bien, promoviendo un proceso de reflexión sobre sus propias prácticas, que apunte a la constitución de formas de organizaciones locales, propias de las culturas indígenas. El objetivo es fortalecer la organización de actividades productivas dirigidas al mercado, a partir del rescate de las pautas culturales, sociales y económicas indígenas.

 

 

CONECTANDO A LAS PERSONAS

El Futuro está en el Monte favorece el acceso a Internet y el desarrollo de aplicaciones y sistemas que potencien el desarrollo de nuevas modalidades de gestión en las Asociaciones, el intercambio de experiencias y conocimientos entre los habitantes del territorio, el acceso a la información y a programas de formación, así como para promoción de productos.

El territorio extenso y semiárido del Gran Chaco, así como procesos socio-económicos históricos que llevaron a una escases de la conectividad, tanto por falta de carreteras, de servicios de comunicación (postal, telefónicos, etc.), de servicios de transporte, etc., condujo a un aislamiento tanto de las familias como de las comunidades, que se ubican muchas veces a varios quilómetros una de otras, y de estas con los diferentes actores de su cadena de valor y de los centros de consumo. El aislamiento en que viven estas comunidades que habitan en ambientes hostiles, carenciados y separados del desarrollo representa el factor limitante, el cual potencia los demás factores negativos que generan el subdesarrollo.

Las Nuevas Tecnologías de las Información y las Comunicaciones (TIC) hoy se presentan como al alternativa más viable – en términos de inversión requerida e impacto esperable – para abordar el problema del aislamiento, reforzando los vínculos en la comunidad a la par que conecta esta con otras comunidades, con los actores de su cadena de valor y con los centros de consumo.

     

FORTALECIENDO LA ORGANIZACION CIVIL

Las acciones de El Futuro está en el Monte siempre estarán dirigidas a I) un fortalecimiento de las relaciones de los miembros de la comunidad al interior de su Asociación, que implica colaborar en mejorar su gobernabilidad y su condición ante las normativas legales e impositivas de la nación, la inclusión de los jóvenes y mujeres en la vida y decisiones de la Asociación, y la generación de nuevos servicios autogestionados por la comunidad y para la comunidad; II) fortalecidas a lo interno, se trabaja en mejorar sus capacidades para relacionarse horizontalmente con otras Asociaciones y verticalmente con otros actores de la cadena de valor de sus productos, por lo que se trabaja en mejorar su entendimiento del mercado, el acceso a la información y la calidad de sus productos a fin de poder establecer alianzas con otros actores del mercado y, por último, III) favorecer relaciones con actores externos como las universidades, los centros de investigación y generando oportunidades de participación de estas comunidades rurales en la discusión y definición de las políticas públicas.

Actuar en el desarrollo significa ante todo reconocer, valorar, y fortalecer los cuerpos sociales intermedios y la constitución de un tejido social rico que participe y sea corresponsable. Si una sociedad es rica en capital social las evidencias indican que hará más productivas las otras formas de capital, aspecto crucial para la competitividad, el progreso económico y la cohesión social.

La opción de generar y fortalecer las asociaciones locales, que son el motor principal del desarrollo autónomo y sostenible, es en primer lugar valorizar el esfuerzo que la comunidad ya ha realizado en post de una mejora en sus condiciones de vida. Es partir de los intereses reales de la comunidad, de los beneficiarios, del conocimiento y la experiencia de los problemas y de la realidad local que ellos mismo tienen, además que permite multiplicar los beneficios de las acciones y alcanzando a un gran número de personas

ARTICULANDO LAS POLÍTICAS PUBLICAS, MOVILIZANDO LA INVERSION PRIVADA

En Argentina – con diferentes grados según sector y región – la lucha contra la pobreza se viene desarrollando a partir de políticas de crecimiento económico con creación de empleo y de políticas sociales específicas complementarias a las políticas económicas, que abren oportunidades para que los sectores pobres se inserten productivamente en el proceso de desarrollo. Es así como en los últimos años se han creado en los diferentes Ministerios diversos Programas que privilegian la inversión en los más pobres con instrumentos que les permitirán progresar y superar su situación de postergación.

El Futuro está en el Monte, a través de sus organizaciones aliadas, han establecido en los últimos años una multiplicidad de alianzas con diversas carteras de los estados nacionales convirtiéndose en una eslabón clave entre los diferentes instrumentos de inversión en el desarrollo de las políticas públicas y el territorio: articulando los programas, fortaleciendo los gobiernos locales y las organizaciones de productores para el acceso a las financiaciones, desarrollando capacidades técnicas y movilizando los conocimientos.

Los ecosistemas de negocios generados por El Futuro está en el Monte, además, son potenciados por modelos de negocios diseñados y creados en alianzas con empresarias, empresarios, empresas e inversores motivados en generar o acelerar emprendimientos de triple impacto, reconcibiendo juntos productos y mercados.

 

 

Objetivo 1: Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo

La pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles. La pobreza es un problema de derechos humanos.

Entre las distintas manifestaciones de la pobreza figuran el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos como la educación o la salud. También se encuentran la discriminación y la exclusión social, que incluye la ausencia de la participación de los pobres en la adopción de decisiones, especialmente de aquellas que les afectan.

Para lograr este Objetivo de acabar con la pobreza, el crecimiento económico debe ser inclusivo, con el fin de crear empleos sostenibles y de promover la igualdad.

Objetivo 2: Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible

El sector alimentario y el sector agrícola ofrecen soluciones claves para el desarrollo y son vitales para la eliminación del hambre y la pobreza. Gestionadas de forma adecuada, la agricultura, la silvicultura y la acuicultura pueden suministrar comida nutritiva a todo el planeta, así como generar ingresos decentes, apoyar el desarrollo de las gentes del campo y proteger el medio ambiente.

Pero ahora mismo, nuestros suelos, océanos, bosques y nuestra agua potable y biodiversidad están sufriendo un rápido proceso de degradación debido a procesos de sobreexplotación.

A esto se añade el cambio climático, que repercute sobre los recursos de los que dependemos y aumenta los riesgos asociados a los desastres naturales tales como las sequías y las inundaciones. Muchas campesinas y campesinos ya no pueden ganarse la vida en las tierras que trabajan, lo que les obliga a emigrar a las ciudades en busca de oportunidades.

Necesitamos una profunda reforma del sistema agrario y alimentario mundial si queremos nutrir a los 815 millones de hambrientos que existen actualmente en el planeta y a los dos mil millones de personas adicionales que vivirán en el año 2050.

Objetivo 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades

Para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible es fundamental garantizar una vida saludable y promover el bienestar universal.

Sin embargo, en muchas regiones se enfrentan a graves riesgos para la salud, como altas tasas de mortalidad materna y neonatal, la propagación de enfermedades infecciosas y no transmisibles y una mala salud reproductiva. En las últimas décadas, se han obtenido grandes avances en relación con el aumento de la esperanza de vida y la reducción de algunas de las causas de muerte más comunes relacionadas con la mortalidad infantil y materna, pero para lograr la meta de este Objetivo, que establece que en 2030 haya menos de 70 fallecimientos, se deberá mejorar la asistencia cualificada en los partos. Asimismo, para alcanzar el objetivo de reducir las muertes prematuras por enfermedades no transmisibles en un tercio para 2030 se requerirá aplicar tecnologías más eficaces de combustibles limpios para cocinar y educación sobre los riesgos del tabaco.

Se necesitan muchas más iniciativas para erradicar por completo una amplia gama de enfermedades y para hacer frente a numerosas y variadas cuestiones persistentes y emergentes relativas a la salud. Si nos centramos en proporcionar una financiación más eficiente de los sistemas de salud, mejorar el saneamiento y la higiene, aumentar el acceso a los servicios médicos y proveer más consejos sobre cómo reducir la contaminación ambiental, lograremos progresos significativos en ayudar a salvar las vidas de millones de personas.

Objetivo 4: Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos

La educación es la base para mejorar nuestra vida y el desarrollo sostenible. Además de mejorar la calidad de vida de las personas, el acceso a la educación inclusiva y equitativa puede ayudar abastecer a la población local con las herramientas necesarias para desarrollar soluciones innovadoras a los problemas más grandes del mundo.

En la actualidad, más de 265 millones de niños y niñas no están escolarizados y el 22% de estos están en edad de asistir a la escuela primaria. Asimismo, los niños que asisten a la escuela carecen de los conocimientos básicos de lectura y aritmética. En la última decada, se han producido importantes avances con relación a la mejora de su acceso a todos los niveles y con el aumento en las tasas de escolarización, sobre todo, en el caso de las mujeres y las niñas. También se ha mejorado en gran medida el nivel mínimo de alfabetización. Sin embargo, es necesario redoblar los esfuerzos para conseguir mayores avances para alcanzar los objetivos de la educación universal. Por ejemplo, el mundo ha alcanzado la igualdad entre niños y niñas en la educación primaria, pero pocos países han logrado sus objetivos en todos los niveles educativos.

Las razones de la falta de una educación de calidad son la escasez de profesores capacitados y las malas condiciones de las escuelas de muchas zonas del mundo y las cuestiones de equidad relacionadas con las oportunidades que tienen niños y niñas de zonas rurales. Para que se brinde educación de calidad a los niños de familias empobrecidas, se necesita invertir en becas educativas, talleres de formación para docentes, construcción de escuelas y una mejora del acceso al agua y electricidad en las escuelas.

Objetivo 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niña

Si bien entre 2000 y 2015 se produjeron avances a nivel mundial con relación a la igualdad entre los géneros gracias a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (incluida la igualdad de acceso a la enseñanza primaria), las mujeres y las niñas siguen sufriendo la discriminación y la violencia en todos los lugares del mundo.

La igualdad entre los géneros no es solo un derecho humano fundamental, sino la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Lamentablemente, en la actualidad, 1 de cada 5 mujeres y niñas entre 15 y 49 años de edad afirmaron haber experimentado violencia física o sexual, o ambas, en manos de su pareja en los 12 meses anteriores a ser preguntadas sobre este asunto. Además, 49 países no tienen leyes que protejan a las mujeres de la violencia doméstica. Asimimso, aunque se ha avanzado a la hora de proteger a las mujeres y niñas de prácticas nocivas como el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina (MGF), que ha disminuido en un 30% en la última década, aún queda mucho trabajo por hacer para acabar con esas prácticas.

Si se facilita la igualdad a las mujeres y niñas en el acceso a la educación, a la atención médica, a un trabajo decente, y una representación en los procesos de adopción de decisiones políticas y económicas, se estarán impulsando las economías sostenibles y las sociedades y la humanidad en su conjunto se beneficiarán al mismo tiempo.

Estableciendo nuevos marcos legales sobre la igualdad de las mujeres en el lugar de trabajo y la erradicación de las prácticas nocivas sobre las mujeres es crucial para acabar con la discriminación basada en el género que prevalece en muchos países del mundo.

Objetivo 6: Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos

El agua libre de impurezas y accesible para todos es parte esencial del mundo en que queremos vivir. Hay suficiente agua dulce en el planeta para lograr este sueño. Sin embargo, actualmente el reparto del agua no es el adecuado y para el año 2050 se espera que al menos un 25% de la población mundial viva en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce. La sequía afecta a algunos de los países más pobres del mundo, recrudece el hambre y la desnutrición.

Esa escasez de recursos hídricos, junto con la mala calidad del agua y el saneamiento inadecuado repercuten en la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia y la oportunidad de educación para las familias pobres en todo el mundo. Afortunadamente, se han hecho algunos avances en la última década y más del 90% de la población mundial tiene acceso a fuentes de agua potable mejoradas.

Para mejorar el acceso a agua apta para el consumo y al saneamiento, y la gestión racional de los ecosistemas de agua dulce entre las comunidades locales en varios países en desarrollo del África Subsahariana, Asia Central, Asia Meridional, Asia Oriental y Asia Sudoriental.

Objetivo 7: Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos

La energía es fundamental para casi todos los grandes desafíos y oportunidades a los que hace frente el mundo actualmente. Ya sea para el empleo, la seguridad, el cambio climático, la producción de alimentos o para aumentar los ingresos. El acceso universal a la energía es esencial.

Trabajar para alcanzar las metas de este objetivo es especialmente importante ya que afecta directamente en la consecución de otros objetivos de desarrollo sostenible. Es vital apoyar nuevas iniciativas económicas y laborales que aseguren el acceso universal a los servicios de energía modernos, mejoren el rendimiento energético y aumenten el uso de fuentes renovables para crear comunidades más sostenibles e inclusivas y para la resiliencia ante problemas ambientales como el cambio climático.

El acceso a tecnologías y combustibles menos contaminantes para cocinar aumentó al 57,4% en 2014, poco más que el 56,5% registrado en 2012. Más de 3000 millones de personas, la mayoría de Asia y África Subsahariana, todavía cocinan con combustibles muy contaminantes y tecnologías poco eficientes.

En la actualidad, más de 3000 millones de personas, el 50% de ellas de África Subsahariana, todavía cocinan con combustibles muy contaminantes y tecnologías poco eficientes. Afortunadamente, la situación ha mejorado en la última década: la proporción de la energía renovable ha aumentado respecto al consumo final de energía gracias al uso de fuentes de energía como la hidroeléctrica, la solar y la eólica, y la proporción de energía utilizada por unidad de PIB también está disminuyendo.

Sin embargo, el avance en todos los ámbitos de la energía sostenible no está a la altura de lo que se necesita para lograr su acceso universal y alcanzar las metas de este Objetivo. Se debe aumentar el uso de energía renovable en sectores como el de la calefacción y el transporte. Asimismo, son necesarias las inversiones públicas y privadas en energía; así como mayores niveles de financiación y políticas con compromisos más audaces, además de la buena disposición de los países para adoptar nuevas tecnologías en una escala mucho más amplia.

Objetivo 8: Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos

Aproximadamente la mitad de la población mundial todavía vive con el equivalente a unos 2 dólares estadounidenses diarios, con una tasa mundial de desempleo del 5.7%, y en muchos lugares el hecho de tener un empleo no garantiza la capacidad para escapar de la pobreza. Debemos reflexionar sobre este progreso lento y desigual, y revisar nuestras políticas económicas y sociales destinadas a erradicar la pobreza.

La continua falta de oportunidades de trabajo decente, la insuficiente inversión y el bajo consumo producen una erosión del contrato social básico subyacente en las sociedades democráticas: el derecho de todos a compartir el progreso. La creación de empleos de calidad sigue constituyendo un gran desafío para casi todas las economías.

Aunque la tasa media de crecimiento anual del PIB real per cápita en todo el mundo va en aumento año tras año, todavía hay muchos países menos adelantados en los que las tasas de crecimiento están desacelerando y lejos de alcanzar la tasa del 7% establecida para 2030. La disminución de la productividad laboral y aumento de las tasas de desempleo influyen negativamente en el nivel de vida y los salarios.

Para conseguir el desarrollo económico sostenible, las sociedades deberán crear las condiciones necesarias para que las personas accedan a empleos de calidad, estimulando la economía sin dañar el medio ambiente. También tendrá que haber oportunidades laborales para toda la población en edad de trabajar, con condiciones de trabajo decentes. Asimismo, el aumento de la productividad laboral, la reducción de la tasa de desempleo, especialmente entre los jóvenes, y la mejora del acceso a los servicios financieros para gestionar los ingresos, acumular activos y realizar inversiones productivas son componentes esenciales de un crecimiento económico sostenido e inclusivo. El aumento de los compromisos con el comercio, la banca y la infraestructura agrícola también ayudará a aumentar la productividad y a reducir los niveles de desempleo en las regiones más empobrecidas del mundo.

Objetivo 9: Industria, Innovación e infraestructura

Desde hace tiempo se reconoce que para conseguir una economía robusta se necesitan inversiones en infraestructura (transporte, regadío, energía, tecnología de la información y las comunicaciones). Estas son fundamentales para lograr un desarrollo sostenible, empoderar a las sociedades de numerosos países, fomentar una mayor estabilidad social y conseguir ciudades más resistentes al cambio climático.

El sector manufacturero es un impulsor importante del desarrollo económico y del empleo. En la actualidad, sin embargo, el valor agregado de la industralización per cápita es solo de 100 dólares en los países menos desarrollados en comparación con más de 4500 dólares en Europa y América del Norte. Otro factor importante a considerar es la emisión de dióxido de carbono durante los procesos de fabricación. Las emisiones han disminuido en la última década en muchos países, pero esta disminución no ha sido uniforme en todo el mundo.

El progreso tecnológico debe estar en la base de los esfuerzos para alcanzar los objetivos medioambientales, como el aumento de los recursos y la eficiencia energética. Sin tecnología e innovación, la industrialización no ocurrirá, y sin industrialización, no habrá desarrollo. Es necesario invertir más en productos de alta tecnología que dominen las producciones manufactureras para aumentar la eficiencia y mejorar los servicios celulares móviles para que las personas puedan conectadas.

Objetivo 10: Reducir la desigualdad en y entre los países
La comunidad internacional ha logrado grandes avances sacando a las personas de la pobreza. Las naciones más vulnerables –los países menos adelantados, los países en desarrollo sin litoral y los pequeños Estados insulares en desarrollo– continúan avanzando en el ámbito de la reducción de la pobreza. Sin embargo, siguen existiendo desigualdades y grandes disparidades en el acceso a los servicios sanitarios y educativos y a otros bienes productivos.
Objetivo 11: Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles

Las ciudades son hervideros de ideas, comercio, cultura, ciencia, productividad, desarrollo social y mucho más. En el mejor de los casos, las ciudades han permitido a las personas progresar social y económicamente.

Ahora bien, son muchos los problemas que existen para mantener ciudades de manera que se sigan creando empleos y prosperidad sin ejercer presión sobre la tierra y los recursos. Los problemas comunes de las ciudades son la congestión, la falta de fondos para prestar servicios básicos, la escasez de vivienda adecuada y el deterioro de la infraestructura.

Los problemas que enfrentan las ciudades se pueden vencer de manera que les permita seguir prosperando y creciendo, y al mismo tiempo aprovechar mejor los recursos y reducir la contaminación y la pobreza. El futuro que queremos incluye a ciudades de oportunidades, con acceso a servicios básicos, energía, vivienda, transporte y más facilidades para todos.

Objetivo 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles

El consumo y la producción sostenible consisten en fomentar el uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que no dañen el medio ambiente, la mejora del acceso a los servicios básicos y la creación de empleos ecológicos, justamente remunerados y con buenas condiciones laborales. Todo ello se traduce en una mejor calidad de vida para todos y, además, ayuda a lograr planes generales de desarrollo, que rebajen costos económicos, ambientales y sociales, que aumenten la competitividad y que reduzcan la pobreza.

El objetivo del consumo y la producción sostenibles es hacer más y mejores cosas con menos recursos. Se trata de crear ganancias netas de las actividades económicas mediante la reducción de la utilización de los recursos, la degradación y la contaminación, logrando al mismo tiempo una mejor calidad de vida. En ese proceso participan distintos agentes, entre ellos empresas, comerciantes, consumidores, políticos, investigadores, científicos, medios de comunicación y organismos de cooperación para el desarrollo.

También es necesario adoptar un enfoque sistémico y lograr la cooperación entre los participantes de la cadena de suministro, desde el productor hasta el consumidor final. Consiste en sensibilizar a los consumidores mediante la educación sobre los modos de vida sostenibles, facilitándoles información adecuada a través del etiquetaje y las normas de uso.

Objetivo 13: Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos

El cambio climático afecta a todos los países en todos los continentes. Tiene un impacto negativo en la economía y la vida de las personas, las comunidades y los países. En un futuro las consecuencias serán todavía peores.

Las personas viven en su propia piel las consecuencias del cambio climático, que incluyen cambios en los patrones del tiempo, el aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos más extremos. Las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por las actividades humanas hacen que esta amenaza aumente. De hecho, las emisiones nunca habían sido tan altas. Si no actuamos, la temperatura media de la superficie del mundo podría aumentar unos 3 grados centígrados este siglo y en algunas zonas del planeta podría ser todavía peor. Las personas más pobres y vulnerables serán los más perjudicados.

Tenemos a nuestro alcance soluciones viables para que los países puedan tener una actividad económica más sostenible y más respetuosa con el medio ambiente.

El cambio de actitudes se acelera a medida que más personas están recurriendo a la energía renovable y a otras soluciones para reducir las emisiones. Pero el cambio climático es un reto global que no respeta las fronteras nacionales. Las emisiones en un punto del planeta afectan a otros lugares lejanos. Es un problema que requiere que la comunidad internacional trabaje de forma coordinada y precisa para que los países en desarrollo avancen hacia una economía baja en carbono. Los países están trabajando para adoptar un acuerdo global en París este mes de diciembre con el objetivo de luchar contra el cambio climático.

Objetivo 14: Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.

Los océanos del mundo —su temperatura, química, corrientes y vida— mueven sistemas que hacen que la Tierra sea habitable para la humanidad. Nuestras precipitaciones, el agua potable, el clima, el tiempo, las costas, gran parte de nuestros alimentos e incluso el oxígeno del aire que respiramos provienen, en última instancia del mar y son regulados por este. Históricamente, los océanos y los mares han sido cauces vitales del comercio y el transporte.

La gestión prudente de este recurso esencial es una característica clave del futuro sostenible. Sin embargo, en la actualidad, existe un continuo deterioro de las aguas costeras, debido a la contaminación y la acidificación de los océanos, que está teniendo un efecto adverso sobre el funcionamiento de los ecosistemas y la biodiversidad, y que también está afectando negativamente a la pesca de pequeña escala.

Las áreas marinas protegidas deben ser administradas de manera efectiva, contar con recursos suficientes y regulaciones que ayuden a reducir la sobrepesca, la contaminación marina y la acidificación de los océanos.

Objetivo 15: Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad.

El 30.7% de la superficie terrestre está cubierta por bosques y estos, además de proporcionar seguridad alimentaria y refugio, son fundamentales para combatir el cambio climático, pues protegen la diversidad biológica y las viviendas de la población indígena. Al proteger los bosques, también podremos fortalecer la gestión de los recursos naturales y aumentar la productividad de la tierra.

Actualmente, 13 millones de hectáreas de bosque desaparecen cada año y la degradación persistente de las zonas áridas está provocando además la desertificación de 3600 millones de hectáreas. Aunque un 15% de la tierra se encuentra actualmente bajo protección, la biodiversidad aún está en riesgo. La deforestación y la desertificación, provocadas por las actividades humanas y el cambio climático, suponen grandes retos para el desarrollo sostenible y han afectado la vida y los medios de vida de millones de personas en la lucha contra la pobreza.

A pesar de los grandes desafíos, se están realizando esfuerzos para gestionar los bosques y combatir la desertificación. Actualmente, se están implementando dos acuerdos internacionales que promueven el uso de los recursos de manera equitativa, y también se está realizando inversiones financieras en apoyo de la biodiversidad.

Objetivo 16: Promover sociedades, justas, pacíficas e inclusivas

Las amenazas de homicidio intencional, la violencia contra los niños, la trata de personas y la violencia sexual, son temas importantes que debe ser abordados para crear sociedades pacíficas e inclusivas. Allanan el camino para la provisión de acceso a la justicia para todos y para la construcción de instituciones efectivas y responsables en todos los niveles.

Si bien los casos de homicidios y trata de personas han experimentado un progreso significativo en la última década, todavía hay miles de personas en mayor riesgo de homicidio intencional en América Latina, el África subsahariana y Asia. Las violaciones de los derechos del niño a través de la agresión y la violencia sexual siguen asolando a muchos países en todo el mundo, especialmente porque la falta de información y la falta de datos agravan el problema.

Para hacer frente a estos desafíos y construir sociedades más pacíficas e inclusivas, es necesario que se establezcan reglamentaciones más eficientes y transparentes, y presupuestos gubernamentales integrales y realistas. Uno de los primeros pasos a la protección de los derechos individuales es la implementación del registro mundial de nacimientos y la creación de instituciones nacionales de derechos humanos más independientes en todo el mundo.

Objetivo 17: Revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible

Para que una agenda de desarrollo sostenible sea eficaz se necesitan alianzas entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil. Estas alianzas se construyen sobre la base de principios y valores, una visión compartida y objetivos comunes que otorgan prioridad a las personas y al planeta, y son necesarias a nivel mundial, regional, nacional y local.

Es preciso adoptar medidas urgentes encaminadas a movilizar, reorientar y aprovechar billones de dólares de recursos privados para generar transformaciones a fin de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Por ejemplo, se necesitan inversiones a largo plazo, entre ellas la inversión extranjera directa, en sectores fundamentales, y en particular en los países en desarrollo. Entre estos sectores figuran los de energía, infraestructura, transporte, tecnologías de la información y comunicaciones. El sector público deberá establecer una orientación clara al respecto. Deben reformularse los marcos de examen y vigilancia, los reglamentos y las estructuras de incentivos que facilitan esas inversiones a fin de atraer inversiones y fortalecer el desarrollo sostenible. También deben fortalecerse los mecanismos nacionales de vigilancia, en particular las instituciones superiores de auditoría y la función de fiscalización que corresponde al poder legislativo.

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