Analía y Juan están casados hace muchos años, ella es docente jubilada y el carpintero. Ambos deseaban ser Padrinos Solidarios y así acompañar a un niño en su educación.
Lucas tiene 11 años, vive en Mendoza y está por comenzar 6to grado. Su padrino anterior ya no podía acompañarlo, se lamentaba ya que durante años había recibido sus cartas y palabras con mucha ilusión.
Analía conocía a ACDI y el programa Padrinos Solidarios gracias a la escuela en que había trabajado antes de jubilarse. Veía el acompañamiento que los chicos recibían con tanta alegría y decidió formar parte junto a su marido.
La coordinadora del Programa los contactó y les habló de Lucas, ellos contentos aceptaron en ese momento apadrinarlo.
Juan y Analía acompañaron mes a mes durante dos años a Lucas, enviándole cartas y presentes, preguntándole por sus estudios y por su día a día en general. El intercambio era fluido, el ahijado estaba atento a la correspondencia, disfrutaba que personas que solo lo conocían por carta estén tan presentes en su vida, y él en la de ellos.
Cuando Lucas terminó 7º grado escribió una carta a sus padrinos, expresándoles la tristeza que sentía por no poder continuar en Padrinos Solidarios, ya que en ese momento el programa solo estaba presente hasta la primaria. El matrimonio decidió continuar en contacto no solo con su ahijado sino también con Patricia, la mamá de Lucas y Rober, su hijo más pequeño.
Patricia había quedado viuda hace pocos años, y encontró en Analía una amiga en quien confiar e intercambiar consejos.
Poco a poco ambas familias se fueron uniendo, ya no solo era Lucas quien recibía cartas y regalos sino que su mamá y hermanitos participaban de ellos. El más chiquito enviaba dibujos a sus padrinos del corazón y Patricia contaba a Analía las andanzas de sus hijos. Cuando Rober comenzó 1er grado, Analía y Juan se comunicaron con ACDI para ofrecerse como padrinos para el niño.
En el año 2014 por fin se dió el encuentro entre las familias, el matrimonio viajó a Mendoza para estar presentes en la Primera Comunión de Rober ya que en sus cartitas habían recibido la tarjeta de invitación y estaban deseosos de participar. Luego del encuentro, Patricia envió una carta muy especial para Analía donde escribió las siguientes palabras: “Sé que mis hijos siempre recibirán las palabras justas, esas que llegan al corazón, las que solo una madre puede decir”
El padrinazgo solidario es mucho más que solo una ayuda económica para que un niño pueda continuar sus estudios, es una relación de cariño, de acompañamiento, un compromiso emocional. Es compartir alegrías y tristezas, el día a día.
Para conocer más sobre el programa y cómo formar parte de él: http://bit.ly/2aGpwEb