El ingeniero agrónomo Fernando Aiello participó de una reunión que organizó el equipo de Agricultura y Alimentos de las Naciones Unidas en ese país. El eje estuvo centrado en buscar claves para la evaluación de los impactos de la ganadería sobre la biodiversidad a nivel global.
Entre el 22 y 26 de enero, en las proximidades de Nairobi, capital de Kenia, se llevó adelante una nueva reunión de la L.E.A.P., la alianza creada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, para valorar el rendimiento medioambiental ganadero. La misma convocó a técnicos representantes de Argentina, Uruguay, Chile, Brasil y de otros puntos del globo, como el ecólogo español Pablo Manzano, quienes pusieron mayor atención al componente de estructura de la vegetación como promotora de la biodiversidad.
No es casual que se haya propuesto realizarlo allí, ya que existe en esa región de África un intenso trabajo llevado adelante por el I.L.R.I. (www.ilri.org), instituto que estudia las distintas ganaderías que ocurren en Asia y África, sus actores involucrados, cadenas y oportunidades.
Para participar de este evento fue invitado el ingeniero agrónomo Fernando Aiello, técnico de ACDI, que pertenece a la Red de Pastoralismo, quien durante todos los días del encuentro, al igual que el resto de los expertos, se enfocó en descubrir, tal como lo hace en el Gran Chaco Americano y en los Pastizales del Cono Sur, cómo se puede desempeñar una ganadería sostenible con la diversidad de flora y fauna existente.
“En África, los procesos de ganadería sostenible se van fortaleciendo económicamente con el aporte cada vez mayor de un turismo interesado en conocer la belleza escénica de estos paisajes, ya no sólo desde la perspectiva de un área protegida, sino desde los sistemas productivos sostenibles”, comenzó a explicar Aiello y siguió: ”Esto implica necesariamente que la biodiversidad se comporte como un activo a considerarse en la ecuación final de estas empresas, ya que implica una acción generadora de ingreso que se apoya sobre la misma superficie”.
El experto además destacó que resulta imprescindible contar con un ambiente sano para que los procesos de desarrollo no se detengan; y en este sentido, posicionó a la ganadería como generadora de trabajo, ingresos, arraigo.
“Con la ganadería se pueden sostener las familias, y es absolutamente posible que esto ocurra en consonancia con una elevada biodiversidad. La dependencia de recursos entre la biodiversidad nativa y un sistema ganadero sobre pastizales naturales es muy elevada, con lo cual aplicando buenas decisiones sobre un sistema se puede potenciar conjuntamente al otro”, dijo.
Búsqueda de indicadores claves y consenso
Respecto del trabajo realizado en gabinete, resaltando que desde 2014 la alianza global trabaja para elaborar métodos y reglas que ayuden a comprender el desempeño ecológico de la ganadería –para esto se elaboran indicadores de medición para gases de efecto invernadero, combustibles fósiles, uso de fertilizantes, huella de agua, productividad, y todo lo relacionado con el “ciclo de vida de la ganadería” con el objetivo de que en el corto plazo las cadenas ganaderas puedan contar con métodos para analizar la sostenibilidad de dicha actividad y de esta manera poner en conocimiento a los consumidores al momento de la compra- Aiello detalló que en el encuentro se analizó la idoneidad de una larga lista de posibles indicadores claves de biodiversidad, a la luz de aspectos vistos y discutidos en el campo.
“En algunos casos se dieron de baja algunos indicadores preseleccionados, y en otros se agregaron nuevos. En general, una porción importante de los indicadores habían sido principalmente direccionados a la diversidad de fauna, y no tanto a la vegetación”, puntualizó.
Y aseveró: “Los integrantes del equipo de técnicos pusimos mayor peso al componente de estructura de la vegetación como promotora de la biodiversidad. En todo momento, había que referenciarse al marco global que debían atender los indicadores, con lo cual no resultaba sencillo profundizar demasiado sin afectar algún aspecto local, considerando que había veinte representantes de diecisiete países, de los cinco continentes”.
Personalizar la comunicación
Es importante comentar que si bien en forma remota, a través de Skype y correos electrónicos, los profesionales convocados ya habían avanzado en algunos acuerdos, el trabajo cara a cara dinamizó mucho el proceso, generando confianza y mayor compromiso sobre los puntos discutidos.
“Al término del encuentro, los distintos representantes tomamos el compromiso de escribir y editar algunos contenidos para la elaboración de un documento final. El mismo pretenderá ser una guía para que distintos actores de la cadena puedan evaluar los aspectos que hacen a la potencialidad de la ganadería como promotora de biodiversidad y de esta forma se puedan poner en marcha proyectos y prácticas que ajusten de la mejor forma el desempeño ambiental de la ganadería».
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